Introducción a la Farmacología

La Farmacología (del griego pharmacon = medicamento, logos = estudio o tratado) es el estudio de los medicamentos. Un medicamento o fármaco es una sustancia química que interacciona con sistemas biológicos modificando su comportamiento (de forma favorable o desfavorable). Si la acción es desfavorable hacemos referencia a la toxicología y la acción de la sustancia química se asume como nociva. En contraste, cuando es favorable, nos referimos al efecto farmacológico (usualmente con fines terapéuticos). El concepto de Farmacología es amplio, y generalmente el interés se enfoca en fármacos que son útiles en la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades humanas.

Antecedentes Históricos

La historia de la medicina comprende dos grandes épocas: la época empírico- mágica (anterior al siglo IV a.C.) y época técnica.

La introducción del concepto de physis (naturaleza) por los asclepiadas griegos divide ambas épocas, transformando la medicina en un saber técnico, (por causas), abandonando las concepciones mágicas y se considera la enfermedad como un desequilibrio, como una alteración de la armonía de la naturaleza (discrasia).

La medicina empírico-mágica (mesopotámica, egipcia, china) contribuyó con aportaciones notables a la terapéutica, tales como el opio, escila, mandrágora, heléboro, cáñamo y antimonio.

En la época técnica se destaca la labor de Dioscórides y Galeno, que en la Edad Media es conservada y transmitida por los árabes. En el Renacimiento se destaca la obra de Paracelso, creador de la iatroquímica, que resaltó la necesidad de retomar nuevamente las fuentes originales de la medicina mediante la observación directa de la naturaleza, oponiéndose a dogmas y autoridades. El concepto fundamental es la vis naturae medica- trix: “el universo contiene remedios específicos para todas las enfermedades y los pone donde ésta se presenta. Donde están las enfermedades, allí están los remedios, y donde está la enfermedad y el remedio, allí está el médico”. La obra de Paracelso es continuada por otros iatroquímicos: Van Helmont, Silvio, Willis, que simplificaron considerablemente la farmacoterapia galénica.

En el siglo XVI se introdujeron en Europa un número importante de drogas (fármacos) procedentes del Nuevo Mundo y se elaboran las primeras farmacopeas. En el siglo XVIII aparecen dos sistemas terapéuticos que tienen considerable influencia: la alopatía y la homeopatía.

La alopatía consiste en el tratamiento sintomático con un remedio o agente terapéutico distinto a lo que produce la enfermedad y cuyo tratamiento se llevaba hasta que desaparecían los síntomas de la enfermedad, lo que en ocasiones implicaba la muerte del enfermo; en contraste, surgió el sistema homeopático de Hahnemann, basado en un principio terapéutico muy antiguo similia similibus curantur (Principio de similitud o semejanza), de los médicos hipocráticos, el cual consiste en provocar hechos semejantes a los síntomas para asemejar a la obra curativa de la naturaleza, con arreglo, a lo cual la diarrea habría de tratarse con un purgante.

La terapéutica galénica se basa en el principio contraria contrariis curantur (los contrarios se curan con los contrarios), donde, por ejemplo, la diarrea habría de tratarse con “estriñentes”. Hahnemann crea la doctrina de los semejantes y afirma que, “si un fármaco es capaz de producir a dosis altas una enfermedad, ese mismo medicamento es suficiente para curarla administrado en pequeñísimas cantidades, en dosis infinitesimales”.

Desarrollo de la Farmacología como ciencia

La Farmacología se desarrolló como ciencia en proporción directa al desarrollo de la Química, lo que ocurre a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en que se aíslan los principales alcaloides y glicósidos. Francisco Magendie (1778-1850) escribió en 1821 un formulario en el que incluía las nuevas sustancias puras recién descubiertas, algo similar al Index Merck. Promulgó la validez y la exclusividad del experimento en orden al conocimiento científico de la naturaleza, aplicó los métodos físicos y químicos a la investigación fisiológica y farmacológica. Claude Bernard fue su mejor discípulo y su obra Introducción al estudio de la Medicina experimental es considerado un código del método experimental. Su trabajo sobre el lugar de acción del curare se considera una obra maestra.

El primer laboratorio de Farmacología experimental fue establecido en Dorpart (Estonia) por Rudolf Buchheim (1820-1879).

A principios del siglo XX toda la farmacopea tradicional fue puesta a prueba y pocos remedios superaron la prueba. Los resultados de este ejercicio fueron publicados en el libro “La terapéutica en veinte medicamentos” de Huchard.

La Farmacología experimental de Schmiedeberg consistía en estudiar la acción de los medicamentos sobre animales normales o trozos de órganos. Para convertir la Farmacología experimental en “Terapéutica experimental”, debía provocar en el animal de experimentación una enfermedad lo más semejante a la padecida por el hombre y probar en esta situación experimental la eficacia de los diversos fármacos.

Este avance fue obra de Paul Ehrlich, cuya hipótesis de trabajo fue: “¿Es posible hallar un fármaco que se fije de un modo específico sobre el germen patógeno y lo mate dejando indemne al huésped?”.

De este modo, obtuvo el Salvarsán o 606 en 1909 y el Neosalvarsán o 914 en 1912, primeros fármacos antisifilíticos verdaderamente eficaces.

El aislamiento de los antibióticos y quimioterápicos ha aportado de forma importante a la terapéutica. La Farmacología molecular se fundamenta en el concepto de “receptor” introducido por Langley en 1878 y precisado por Ehrlich en 1913.

Clark, en la década 1930-1940, analizó varios aspectos de la relación dosis-efecto, tiempo-concentración y estableció muchas de las actuales ideas de cinética de acción de fármacos y mecanismos de antagonismos.